El tiburón blanco

Los tiburones blancos se identifican por tener un cuerpo robusto, en comparación con otros tiburones. 

Su boca es muy grande y redonda, con forma de arco. Permanece siempre entreabierta, permitiendo
entrar el agua y luego dejándola salir por las branquias. Para que el tiburón no se ahogue debido a
 este proceso, permanece en constante movimiento.

Los dientes del tiburón blanco son grandes, anchos y aserrados de forma triangular. Detras de las
dos hileras de dientes principales, los tiburones blancos tienen dos o mas en continuo crecimiento, 
que suelen reemplazar a los dientes caídos. 

Durante un ataque, las boca se abre hasta llegar a un punto, donde la cabeza de deforma por que
la mandíbula se desprende de su cabeza y se cierra luego con una  fuerza  300 veces superior
a la mandíbula humana.
Los orificios nasales son muy reducidos, mientras que sus ojos son pequeños, circulares y 
completamente negros. En los costados se sitúan cinco hendiduras branquiales, dos aletas
pectorales bien desarrolladas y de forma triangular y otras dos, cerca de la aleta caudal.

Su espalda dorsal es gris y azulada que sirve para confundirse con la luz solar, si se mira desde abajo
constituyendo un camuflaje efectivo. El tamaño del tiburón blanco suele ser entre 4 a 5.5 metros.

Su olfato es muy potente, que con  la presencia de un par de moléculas de sangre de agua a kilómetros
de distancia sirven para atraerlo, al tiempo que se vuelve mucho mas agresivo.